martes, 26 de febrero de 2008

Crónicas de un desahogo anunciado




Es, lo que suele pasar cuando en el tintero nos quedaron cosas por decir… si bien, no se basa en decir una verdad o una mentira, o lo correcto o lo incorrecto. Se basa en sacarnos un peso de encima.




Es darle libertad a nuestras palabras y sentimientos.


No todo el mundo suele dejarse ser.


Muchos prefieren la hipocresía de creer que la realidad es color de rosa o prefieren “vivirla” según su conveniencia, independientemente de si está bien o mal. Quien acaso puede decir si esta bien? Quien puede acaso decir que esta mal ? Estoy confundida. Sentía que debía decir una serie de cosas, que sentía la necesidad de abrirme y dejarme ser. Soñaba que mis palabras fueran escuchadas y entendidas. Y una vez más, encontré pared. Ya el dolor es diferente, ya no es el mismo que hace un tiempo, ahora se siente impune. Un silencio casi obligatorio, es sentir que para poder estar con alguien, hay que mentir. Hay que sujetarse bien la careta y ponérsela, sino es mejor esconderse.




Es tener que elegir entre ser hipócrita y venderle una realidad a otro o ser realmente uno y mostrarse tal cual es, bancandose las consecuencias que eso puede traer. No me parece que sea bueno decir que uno es psiclotimico o que está medio histérico, creo que no pasa por eso, pasa por poder darse el lujo de decirle a otra persona, que cosas, no les gusta o le parecen del otro.




Lastima, que muchísimas veces (la mayoría) hacer esto cuesta la amistad o relación con el otro. Yo no entiendo por que tiene que ser así, al contrario, me parece lo más sensato que alguien puede hacer ante alguien a quien aprecia.


Pero las reacciones suelen ser pésimas : En el momento en que uno espera que el otro diga que , por lo menos lo que uno le dice, lo va a pensar o por lo menos, que podemos estar tranquilos que las palabras van a llegar a destino: pero no. Eso no pasa.


Es entender que el tiempo al final, no sirve para nada. El otro pretende que uno crezca , que madure, que entienda y se alegra si es que eso pasa, mientras que nosotros vemos en ese otro que sigue yéndose despacio a su propia decadencia como si fuera un mes para atrás, como si el tiempo no hubiera pasado.


Es sentir que ese que llevaba la bandera de “soy la persona mas tolerante y comprensible del mundo “y demás, es solo un esqueleto lleno de hormigas que lo único que sabe decir son frases repetidas una y otra vez, sin cambiar el libreto, sin decir nada nuevo, como si estuviéramos en un mismo momento constantemente.


Es ver la incapacidad de poder ser un poco más que antes todo cambio y esfuerzo es nulo.


Es caer que todo el tiempo se le estuvo hablando a una pared. Que la pared solo está más despintada, pero al fin y al cabo, sigue siendo pared. Es una lastima.


Es darse cuenta que, al final, uno nunca va a tener esa conversación que anhela. Básicamente, uno siente que está hablando con alguien que tiene oídos sordos, lo que tengamos que decirle jamás llegará a su razón. Es sentir que ya no somos importantes … que el vecino de la esquina se va a llevar más atención que nosotros.




Sinceramente se siente muy vacío. Ojala haber podido desahogarse hubiera ayudado de algo. Es sentir que al final, el otro nos subestima. Nos creen incapaces de creer, nos culpan por sentir, y nos privan de hablar.




Da bronca






Es sentir que uno tiene que agradecerle al otro “por que no nos ignoran y nos dan el privilegio de hablar con ellos”, como si eso a nosotros nos cambiara algo… Sienten que si uno le dice “Mirá, todavía, tal cosa por vos”, uno los estuviera invitando a algo, cuando solamente es un sentimiento, cuando uno tiene ganas de decirle que a pesar de tooooodo , lo evidente, todo lo que se siente, uno… todavía cree.




Es mezclarse en sus dudas y en sus inseguridades, hasta hacerlas nuestras.


Es odioso.


Da lastima. Todo lo que nosotros podamos decir, va a ser ofensivo. Y lo peor de todo, es que, nosotros mantenemos un pacto: El a pesar, te quiero. El a pesar de todo, no quiero perderte, el a pesar de todo, quiero tenerte, el a pesar de todo, me pasa todo esto, y me encantaría, irme corriendo y ver que venís atrás mío, que no me vas a dejar escapar… Independientemente de que ya no sea igual… pero que por lo menos, la indiferencia no esta presente. Complicado de explicar, complicado de hacer.




Si, los DES-AHOGOS nos sirven para sacarnos un poco del “nos tapo el agua” y poder respirar un poco… y no morir en el intento. Es sentir lo inútil de insistir en un lazo. El otro. Va a creer tener derecho a seguir rompiéndonos el alma. Se va a sentir orgulloso de su indiferencia y hasta va a cantar victoria cuando nos subamos al tren.






Y se complica entender, como uno quiere abrirse y es difícil mostrar nuestra inmensa voluntad ante algo y es difícil no sentir una frustración constante. Tan difícil es ? Uno no puede cortar pasos, en todo hay momentos y cosas. Uno no puede caminar sin antes gatear… mismo pasa entre nosotros… no podemos hacer de cuenta que no pasa nada, cuando pasa… uno no puede esquivar una charla, asi no funcionan las cosas, así no funcionaron. Y es por eso, que paso lo que paso, y es por eso que dije lo que dije… estoy en paz… me desahogué .

Cuando dije “ te elimino de todo “ fue así : Te elimino de toda culpa, te elimino de todo rencor, te elimino de una bronca, te elimino de lo horrible, de lo sucesivo.
















Ojalá te pueda volver a ver.

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